1 pollo
ajos
perejil
Aceite de oliva c/s
1 copa de Vino blanco de Montilla
Pimienta negra en grano
Sal
Cortar el pollo en cuartos, luego separar muslos y sobremuslos y dividir la pechuga en 4 trozos.
Es mejor no incluir el caparazón, que después nos puede servir para otros platos.
Quitar la piel y toda la grasa que podamos.
Lavar y secar con papel de cocina, salar la carne.
En una sartén poner el pollo a dorar lentamente, la cantidad de aceite dependerá de sí deseamos más salsa o menos.
Sacar el pollo a una cacerola.
En el aceite de freír el pollo, doramos unos ajitos cortados en láminas, apartamos del fuego y añadimos el perejil muy picadito.
Verter en la cacerola donde tenemos el pollo, añadir la copa de vino, pimienta y agua en cantidad suficiente sin pasarse, siempre se puede añadir alguna más.
Cocer a fuego vivo hasta que esté tierno y servir.
Si sobra salsita, con ella, un puñado de arroz y una pastilla de caldo tendremos un primer plato para la cena.